Nov 26, 2010

Gran éxito del artista A. Carpita en la Galería Artevistas

Serie Santi Demoni
18 x 20 cm.
Mixta sobre tela

Le vieux boxer
25 x 35 cm.
Mixta sobre tela
Su joven edad no debe traernos en engaño.
Ya existe una gran madurez pictórica en las obras de Andrea Carpita, nacido en 1988, que desafía al observador en el ejercicio tentador pero a menudo engañoso de la búsqueda de su inspiración. Hay algo antiguo pero también contemporáneo en estas tablas. Su universo está hecho de microcosmos de pequeñas figuras - guerreros, monstruos, criaturas fantásticas - figuras de dos dimensiones, representadas a través de una línea esencial, pero con cuerpo, lograda a través de una mezcla de pinturas al óleo, pastel o acuarela, que desliza sobre un soporte de papel pegado sobre madera preparada con yeso y cola. El efecto material está garantizado. Frente a un fondo casi inexistente, estas imágenes parecen flotar en el espacio, asumiendo rápidamente el estado de icono, de símbolo. Las pinceladas sucias (a veces corroídas por el aguaras), densas, no tienen miedo en flirtear con la vulgaridad, a veces con la inquietud, que a menudo acercó su trabajo al lenguaje de la bad painting de Nueva York, y de Basquiat en concreto.
Tal vez. Pero la semejanza es solo superficial. La inspiración iconográfica de Carpita viene desde mucho más lejos. Admirador de la cultura japonesa, las siluetas bidimensionales del artista encuentran sus orígenes en las xilographie ukiyo-e ("imágenes del mundo flotante"), una técnica gráfica desarrollada en Edo (actualmente Tokio), Osaka, Kyoto, en el siglo XVII, que representa una realidad diferente, la cultura joven e impetuosa de la época. ¿Qué mejor medio para un joven pintor de veinte años? Pero una vez más hay que ir más allá. Carpita esboza sus personajes con una poética absolutamente personal: una naturaleza insospechada e inesperada que aparece donde menos te lo esperas: ramas de árboles que se convierten en manos, pies, una rama de cerezo sobre la cabeza de un samurái, un bonsái a los pies de un guerrero... sin embargo, todo parece encontrar un papel, un tiempo vivido, todo encuentra una sorprendente normalidad.... como la de los siete pequeños árboles en la cima de una montaña colgada a las nubes…

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